“Hoy ningún diario pone en cuestión el sentido de la educación primaria, de la seguridad, de los ejércitos, del servicio diplomático. En cambio, la universidad tal como la conocemos está constantemente siendo atacada”, aseguró el ex rector de la Universidad Nacional de Córdoba Francisco Tamarit, en el marco de un panel de especialistas que repasó el panorama actual de la educación superior en América Latina y puso bajo la lupa el statu quo de las universidades de la región.
Tamarit, que coordinó la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) que se realizó en Córdoba este año, sostuvo que tal ataque a las universidades se vincula con la persistencia de un “paradigma colonial” en las casas de estudios latinoamericanas. “No nos pensamos como la universidad que nuestros pueblos y sociedades necesitan, sino como una que pueda competir con los estándares de lo que seguimos imaginando que es legítimo”, afirmó, en el panel “Dilemas y debates en la Educación Superior en Iberoamérica”, parte del Congreso Iberoamericano de Educación, que concluyó ayer. Organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, el congreso se realizó por primera vez en Argentina, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
“La CRES no dejó contento a nadie. La declaración final recibió muchas críticas, de rectores brasileños, de universidades privadas, de estudiantes, sindicatos. Todo ese cúmulo de cuestionamientos muestra que no tenemos definido qué sistema de educación queremos, ni para qué. Es la tensión que produce tener un sistema que se proyecta y desea ser como el sistema que tienen los otros”, planteó Tamarit, al señalar, al igual que otros especialistas, una “crisis de identidad” de las universidades.
“Hay una América Latina y Caribe que tiene islas de calidad universitaria muy importantes, pero que no reconoce su valor estratégico, principalmente nuestros gobiernos. Nos pueden querer o no, tenernos como amigos o enemigos, pero ningún gobierno nunca nos invita a las universidades a ser parte de los procesos profundos de transformación que nuestras sociedades requieren”, agregó el ex rector.
El investigador Imanol Ordorika, de la Universidad Nacional Autónoma de México, coincidió en el diagnóstico de una “profunda” crisis identitaria de las universidades. “No sabemos qué somos, ni qué hacemos. Pero, eso sí, lo medimos todos los días. Nos hemos vuelto maestros en evaluar y construir indicadores sobre lo que hacemos, sin saber bien qué es. Esta crisis de identidad está muy asociada a la adopción de un faro que se convirtió en nuestro modelo de educación superior, que es uno de los muchos tipos posibles de universidad que existen en Estados Unidos: la universidad elitista de investigación. Ese es el modelo con el que nos tratamos de medir y que buscamos ver en el espejo”, dijo Ordorika.
Sin embargo, el especialista indicó que hoy es el tiempo de la construcción de una nueva universidad latinoamericana, y propuso tomar como modelo el ejemplo de los reformistas de 1918. “Ellos empezaron por desmitificar el poder de la iglesia católica en la universidad. Nosotros tenemos que desmitificar la idea de que el mercado es el absoluto regulador de lo social, qué es el único propósito de la educación superior y que sus prácticas deben regir las formas de gestión de las universidades”.
“Estamos abriendo la era del papel político de las universidades, no en términos partidarios, sino como constructoras de ciudadanía y de cultura política. Vamos a tener que estar más involucrados en el accionar de las sociedades. Ese es un proyecto que vale mucho la pena y que les devuelve a las universidades bases sociales de apoyo que han perdido frente al discurso neoliberal”, agregó el especialista.
A su turno, el investigador Norberto Fernández Lamarra, director del Núcleo Interdisciplinario de Formación y Estudios para el Desarrollo de la Educación (Untref), propuso pensar la democratización como el principal desafío actual de la educación superior, debido a que su expansión muestra en la región “agudas” brechas en las tasas de graduación según el sector social y económico. El especialista alertó sobre cierta perspectiva “encubridora” que pone la responsabilidad de la falla en los estudiantes, y no en las instituciones.
Informe: Inés Fornassero.